Las actividades que realizamos en los diversos espacios de nuestra comunidad proponen estrechar la distancia entre la filosofía y la práctica budista desde los aspectos más simples hasta los más profundos.

La enseñanza budista tiene diversos niveles y tipos de práctica los cuales permiten al estudiante acceder a experiencias directas de acuerdo a sus conocimientos y posibilidades. Por ejemplo; las prácticas pueden ser la aplicación de conocimientos recibidos a la propia forma de pensar, hablar y actuar, es decir que la práctica estaría en este caso más vinculada a la conducta — psicoemocional —. Por otro lado están las prácticas respiratorias, mantras, mudras, meditaciones, visualizaciones, etc., etc., estas son algo más complejas ya que llevan visualizaciones y otros recursos. Este tipo de prácticas están dirigidas comúnmente a purificar y mejorar la energía del practicante, también están las prácticas llamadas, pujas y sadhanas entre otras, que son prácticas que trabajan en lo profundo de la mente. Si bien estas no son las únicas, son las relevantes de nombrar aquí.

Así es que, en las enseñanzas de Primer Espacio, — por ser una etapa inicial — se busca que los participantes accedan a enseñanzas y conocimientos simples pero esenciales para estimular la comprensión y objetivizar el punto de vista con el cual observamos la vida y sus fenómenos. Ya más adelante, en el Segundo y Tercer Espacio las prácticas se amplían y los métodos se profundizan tanto en las prácticas personales como en las colectivas.

Para un adecuado aprendizaje y ejercicio de la práctica budista, las enseñanzas en nuestra comunidad están mediadas por prácticas psicopedagógicas tanto desde la metodología y lógica oriental como desde la occidental, esto nos permite brindar a los practicantes una mejor y mayor familiarización con términos, ideas y sentidos que propone el budismo y la cultura tibetana.